TOP 7 - MEJORES COMICS 2014

¡Oh sí! Este ha sido un año repleto de comics, y lo mejor, de comics buenos. Por supuesto ahí también están los feos, los pobres y los de DC (que son los peores, salvo algunas excepciones) pero comics buenos ¡ha habido por todos lados!

Fiel a mi consigna de un comic y un disco cada dos o tres días, este año he estado muy ocupado. El Top 7 de discos de este año, ya lo hice y pueden verlo por aquí. El Top 7 de comics del año pasado pueden verlo por acá. Este año, el “grafismo indie” (por decirlo de alguna manera) invadió todo, desde las grandes editoriales hasta las novelas gráficas. Esta manera de dibujar o de concebir las obras es definitivamente un sello de estos últimos años. Autores interesantísimos han surgido y algunos comienzan a mostrar la hilacha. Desde mi parte me alegro de que esto sea así, quizá el estilo de dibujo no me guste tanto (y ya me esté hartando un poquitín) pero tengo que admitir que en hora buena, los comics vuelven a ser divertidos. Cosa que se había perdido un poco. Y también comienzan a invadir por fin los espacios en el internet y tener relevancias muy importantes. Eso es también un logro, al igual que nuevas e interesantes formas de narrar que surgen en cada página. Quizá se eche en falta un nuevo, buen guionista, pero ojo que los hay los hay. El color hoy por hoy también tiene relevancias y autores ya consagrados, pero los grises vuelven a estar de “moda”. Gracias por eso. En fin, este es el Top 7 de este año, recomiendo leer y (en la medida de lo posible) comprar todos los títulos que le gusten.

ADVERTENCIA: Todas las opiniones que podrían haber sido tenido en cuenta, fueron secuestradas, torturadas y enviadas a otro universo. Por ende, este Top sólo cuenta con mi opinión personal y nada más. Si no te gusta, púdrete. 


MENCIÓN HONORÍFICA: REEDICIONES

3. TINTA MORTAL – PEIRÓ

A pesar de la paupérrima e inmunda edición de Fierro y Página 12 (con esa tapa tan vomitiva), Tinta Mortal de Peiró es uno de esos libros que si no los compraste en su momento, te cagaste. Peiró, el dibujante cordobés es conocido por trabajar desde hace años en el diario local la voz del interior en la tira “Primer Mundo” y este librito es una recopilación de las únicas historietas cortas que hizo hace varios años ya. En estos relatos, plagados de su particular trazo “grotesco” se mezclan historias que recuerdan mucho a el cine negro, pero en ámbitos más locales, y sobre todo del interior del país (como lo es Córdoba o Río Negro). Repito: es un libro de esos que hay que guardar porque nunca se sabe cuándo será reeditado, lamentablemente con una edición asquerosa, pero que al ver el talento de un tipo como Peiró hace que esas noventa y tanto páginas valgan toda la pena.



2. STREET ANGEL – JIM RUGG & BRIAN MARUCA

En realidad tengo mis dudas (perdón por mi ignorancia) sobre si los cinco números que salieron este año de Street Angel (vía MonkeyBrain Comics) son una reedición de aquel volumen publicado en el 2004, o un volumen nuevo. Yo por las dudas lo incluyo acá porque me encantó y nunca lo había leído. Es una bizarreada tras otra, esta historieta sobre una nena que anda en patineta y pelea contra ninjas, monstruos, aztecas, satanistas mientras intenta conseguir hogar y todo eso con la ayuda de un amigo lisiado. Tiene humor, drama, tiros, básicamente todo lo que le hace falta a un cómic para ser entretenido.



1. COPRA ROUND ONE – MICHEL FIFFE
Acá hay un poco de trampa. Copra es uno de mis comics favoritos y se me cae la baba cada vez que puedo leer un número nuevo de Michel Fiffe. Para los que no tienen ni idea de lo que estoy escribiendo, Copra es un comic de superhéroes (editado de manera independiente) que tiene un poco de todo, personajes similares a los de Marvel, similares a los de Dc, pero sobre todo la base sobre un claro homenaje a la Doom Patrol. Si a esos requisitos le falta algo Fiffe publica los comics a color en unas páginas amarillentas en dónde hace prácticamente lo que se le da la gana, usa témperas, crayones, lápices de colores, tinta, recortes y todo eso en el marco de una historia muy bien contada y con una narración que se va desarmando a cada rato para presentar nuevos y atractivos personajes. El volumen trae los primeros seis números. Infaltable.




PREMIOS “OBRAS A LAS QUE PRESTAR ATENCIÓN, SELECCIÓN NACIONAL”

3. TORTAS FRITAS DE POLENTA – FUCHI BÁYUGAR & ARIEL MARTINELLI

Ya sea en la versión que salió en la Fierro (que si no me equivoco la publicó completa) o en la de La Duendes que está bastante bien (¡un libro bien editado de La Duendes! ¡Aleluya! ¿Alguien se acuerda del de Grondona White? Ah, ahora nos entendemos) Tortas Fritas de Polenta es una historieta que está muy buena. Se nota que hubo un gran trabajo de recopilación e investigación por parte de Báyugar al plasmar el relato de Martinelli, un excombatiente de la Guerra de Malvinas y sin caer en los tópicos de “el héroe de Malvinas” o los “valientes soldados” que nos enseñan en la escuela. Martinelli es un joven común y corriente que enfrenta situaciones terribles y Báyugar te lo cuenta sin ser pretensioso ni aburrido, simplemente como un narrador más. Es una historieta que me gustó mucho y que me parece estaría buenísimo que se llevara a las escuelas, en vez de toda la pedorrada de actos escolares que nunca deja alguna enseñanza a los chicos (a menos que vaya un veterano y se llore todo el acto enfrente de ellos, claro). Creo no confundirme en decir que es la historieta definitiva sobre Malvinas, y que hacer otra parecida después de ésta sería una gilada. Memorable la parte de los calzoncillos.



2. ANGELA DELLA MORTE VOL.2 – SALVADOR SANZ

A estas alturas Sanz es toda una personalidad en el mundo del cómic Argento. Y no es para menos, es un tipo que demostró que además de saber dibujar muy bien sabe contar muy buenas historias también. El estilo gráfico de Sanz está impecable en este volumen de Angela e insisto, a diferencia de relatos como nocturno por ejemplo (en los que hay algunas falencias en cuánto a la historia) en este libro de ciento cincuenta y tantas páginas la cosa se sigue muy bien. Quizá sea la ciencia ficción, que a mi parecer le va como anillo al dedo a Sanz. Puntos negativos: la edición de Ovni Press por alguna razón hizo que cambiara el tamaño de un volumen a otro, eso no se hace jamás, grave error. El primer volumen está agotadísimo y eso es un bajón para quienes nos quedamos sin comprarlo (y que no queremos comprar la Fierro) ¿Por qué no se reedita si se vende como pan? Y por último, el precio, si bien es una edición hermosa, me parece excesivo cobrar $160 por un libro de 152 páginas. En ese caso me parece que Salvador se está perdiendo un gran público (que lo quiere un montón y que desea comprar sus libros) por culpa de Ovni Press. Yo le recomendaría sacar el próximo por otra editorial. En fin, caro o no el nuevo libro de Sanz es muy bueno y Salvador es sin duda uno de los talentos más interesantes de esta parte del globo. Yo que usted le prestaría más atención.



1. DOPPELGANGER #2 – PABLO VIGO & MATÍAS SAN JUAN

Este número de ésta revista (¿?) definitivamente tenía que estar en algún lado de la lista porque está buenísima. El primer número era bastante denso, las historias de Vigo estaban muy buenas y celebramos su “cambio de estilo” semejante a Chris Ware, pero sin embargo no me terminaba de cerrar. En el caso de Matías San Juan en el primer número su historieta no es ni muy buena, ni muy mala, es anecdótica por decirlo de alguna manera. En cambio en este número el esquema cambia, y la incursión de una historia más larga por parte de Vigo me parece le favorece muchísimo, porque es más entretenida y más concreta que las del primer número. Y en cuanto a Matías San Juan, las historias cortas le van como anillo al dedo. Son geniales y sin lugar a duda lo mejor de este número. En cuanto al apartado gráfico también se nota cierta evolución en su estilo (quizá más prolijidad diría yo) y eso va como piña. Es una de esas que si no compraron, deberían porque está muy buena, es barata y sin lugar a duda es una de las mejores de este año.




PREMIOS “OBRAS A LAS QUE PRESTAR ATENCIÓN, SELECCIÓN INTERNACIONAL”

2. MASTERPLASTY - JAMES HARVEY



Realmente espero conseguir una copia de esta historieta algún día. Se editó en un formato bastante más grande de lo común y vale la pena por su contenido. El dibujo de Harvey está genial, es como una mezcla Paul Pope con Katsuhiro Otomo y se debe aprovechar mucho en el tamaño en el que está impreso. El color es impactante y se acopla muy bien a la historia. La historia, ya que estamos va sobre un joven que obsesionado con su imagen, se somete a una serie de experimentos de cirugía plástica novedosos y revolucionarios. A la vez que su rostro y las formas de su cuerpo van cambiando hay detalles como por ejemplo el usar líneas y colores distintos para mostrarnos su esqueleto o deformar la composición de la página de acuerdo a la transformación. Encima al terminar la historia, hay algunas páginas más con algunos relatos cortitos y extras de bocetos. Lo quiero.



1. THE RISE OF AURORA WEST – PAUL POPE, JT PETTY & DAVID RUBÍN



Esta precuela o Spin off de Battling Boy de Paul Pope, me atrevería a decir que en su concepción es mejor que la obra anterior. Battling Boy es una historia muy entretenida pero que a mi parecer rezaba de ser un poquitín simple. Eso no es malo, claro, pero a un lector ávido el detalle cuenta. En cambio con este libro en particular (el primero de dos volúmenes, pero auto-conclusivo de alguna manera) la historia, si bien no es lo más complejo y genial que he leído está perfectamente acoplada al dibujo de Rubín. Intuyo que en este aspecto es bienvenida la entrada de Petty a la saga de Pope y a las riendas del guion. The Rise of Aurora West es un comic muy entretenido, fresco y con el dibujo de un tipo como Rubín que no hace más que sólo mejorar a cada paso que da (encima en este libro en especial, los grises juegan mucho a favor de sus composiciones). En una nota por ahí que leí, decía que este libro era para enganchar lectoras femeninas a los comics de nuevo, por eso el tamaño (es casi como un tomo de manga) y el personaje de Aurora West, en vez de su padre, para protagonizar el Spin off. Lo celebro porque además de que parece haberlo conseguido, es un comic buenísimo.




MENCIÓN HONORÍFICA

10. MULTIVERSITY: PAX AMERICANA – GRANT MORRISON, FRANK QUITELY & NATHAN FAIRBAIRN



Uf, por dónde debería empezar. Pax Americana, es definitivamente el evento comiquero del año, más allá y mucho más por encima de los eventos de Marvel y DC. Y no es para menos. Podemos decir lo que queramos acerca de Multiversity de Grant Morrison, pero al llegar a este número creo que todos debemos guardar silencio, hace mucho que no se hacía algo tan bueno. En Pax Americana, Morrison retoma a los personajes de la Charlton que inspiraron a Alan Moore a hacer Watchmen y hace una versión, podría decirse “similar” pero muy distinta a la del barbudo de Northampton. En este comic el tiempo tiene un valor fundamental en la narración y en la retícula de página que compone Quitely. No quisiera decir más porque creo que deberían leerlo, ya mismo. Es uno de esos comics de los que hablaremos con los años.



9. HOW TO BE HAPPY – ELEANOR DAVIS



Sobre Eleanor Davis la verdad es que sé poco y nada, pero sin lugar a duda después de este libro quiero saber más. Al parecer fue durante un tiempo ilustradora de cuentos para niños (algo que se adivina un poco por los trazos y la forma curiosa de trabajar el color que tiene) y este es su primer libro de historietas para un público más “adulto”. Contiene varias historias en un coso de un poco más de doscientas páginas en dónde además de descubrir todas las proezas gráficas que tiene la autora (resaltar el primer relato, por ejemplo) dónde utiliza colores planos, blanco y negro, hasta acuarelas de una manera muy elegante, descubrimos también que los relatos, que en primera instancia parecerían no tener nada que ver entre sí, comparten intención: todos los protagonistas están tratando de hacer algo que mejore sus vidas. Este libro sin lugar a duda es uno de los infaltables de este año y tiene uno de los mejores relatos que he leído de este 2014: “Nita goes Home”.



8. SECONDS - BRYAN LEE O'MALLEY



La nueva obra del creador de Scott Pilgrim vs. The World es un cómic muy bonito. A mí me tomó por sorpresa, realmente estaba bastante cansado de las reediciones y de la popularidad de O’ Mailey hasta que leí este libro. Ahora me callo la boca. Seconds es una obra deliciosa que se lee de un tirón y se disfruta de igual manera. Es básicamente una historia sobre las segundas oportunidades, mezclada con viajes en el tiempo y magia, mucha magia (y setas, y fantasmas) todo eso regurgitado por el lápiz de O’Malley y su característico estilo (semejante al manga Chibi) que en este libro está impecable y dotado de una narración y composición muy bien acoplada, y con un punto más a favor del color, que lo realza sin duda. Es un libro perfecto para regalar a alguien que no lee comics y un libro perfecto que espero no hagan película (aunque da, lo admito).




TOP 7

7. NIÑOS DE LA BASURA – DARÍO FANTACCI



Esta es definitivamente una obra que quería poner en mi top de este año y con justas razones. Niños de la Basura es una historieta que se serializó durante varios años en la revista Ultramundo (propiedad además de Darío, de Pedro Mancini y Santiago Fredes) y que este año finalmente se publicó en Argentina mediante la ultra-independiente editorial Panxa (aplauso para ellos). Como nota de color, el libro ganó el premio de mejor edición nacional de nueva historieta argentina este año en Comicópolis y eso le permitió a los Panxa hacer muy buenas y merecidas ventas. La historia de Niños de la basura se adivina con su título: es precisamente la historia de siete chicos solitarios, abandonados que conviven (y sobreviven) en un basural, en el que puede atestiguarse un futuro post-apocalíptico. Los personajes, de pocas palabras, simplemente hacen lo que deben para sobrevivir pero valga la redundancia, como niños, desde la inocente y juguetona mirada de un niño. Quizá la historia no sea de lo más original, pero en un ámbito como el de la historieta Argentina, en dónde todo parece estar estancado o proveniente siempre de lo mismo (con algunas raras y geniales excepciones) este libro es una bocanada de aire fresco. El dibujo de Fantacci es correcto, heredero de autores como  Taiyō Matsumoto o Katsuhiro Otomo, con un entintado lleno de tramas que se funden a negro que a pesar de tener referentes tan orientales, no podría considerárselo como manga, sino como algo mucho más personal, propio. Tengo el gusto de conocer a Darío y haberle pedido que me firme mi copia, y así como él me escribió en la dedicatoria, espero que sigamos intercambiando buenos libros.



6. LITTLE NEMO: RETURN TO SLUMBERLAND – ERIC SHANOWER, GABRIEL RODRÍGUEZ Y NELSON DANIEL



Este año ha habido muy buenas series para leer, por ahí están Southern Bastards, The Fade Out, Elektra (atención con el dibujo de Del Mondo), Moon Knight, She-Hulk, Grayson (si, Grayson), cosas tan interesantes como The Wicked + The Divine, la genial Tooth & Claw (que recién comienza) y por supuesto la impecable Sex Criminals. Pero sin embargo, al Top, sólo ha entrado esta serie porque tiene todos los condimentos para ser un clásico: primero, la historia de Shanower está basada (y actualizada podríamos decir) en la obra de Winsor McKay pero no peca de estar está hecha para los seguidores de ésta, es una historia fácil, y que sobre todo sirve para ser leída por todo público. Lo más importante no es pretenciosa, es un “homenaje” que sabe aprovechar todos los recursos de la obra original sin dejar de ser una obra fresca y divertida. Segundo, el dibujo del  chileno Rodríguez que ya venía bajando mandíbulas hace rato con Locke & Key (que terminó este año de una manera soberbia) en Return to Slumberland se va al recontra carajo. Es un maestro, no puede ser que ninguna editorial grande le haya encargado alguna novelita aún. Sus lápices (que se pueden ver en los extras del primer número) son impecables, su entintado ni hablar y sobre todo, sabe aprovechar la narración y la estructura de la página a favor de los viajes a Slumberland, en un formato como éste, en dónde siempre se requiere cierto cuidado para no repetirse o aburrir en cierta cantidad de páginas. Las figuras, los escenarios, los detalles y los personajes que dibuja Rodríguez están tan bien, que al final casi ni nos importa que sean de Little Nemo. Y otro detalle más importante aún, al igual que el guionista, si bien se permite desarmar las composiciones de muchas maneras, Rodríguez tampoco peca de ser pretencioso, su manera de narrar y trabajar también es entretenida y puede seguirla hasta un niño. Y por último, y no menor el color de Nelson Daniel que es fantástico, realza los dibujos de Rodríguez de manera soberbia y le da al mundo de los sueños un sabor inconfundible. En resumen, un comic para disfrutar de pies a cabeza y listo, sin boludeces.



5. SHOPLIFTER – MICHAEL CHO



Shoplifter (que traducido sería algo así como “ladrón de kiosco, o almacén) es un relato acerca de cómo toda una nueva generación de personas dejan de lado sus sueños, sus deseos para ser serviles a un sistema, a una sociedad de consumo mucho más impactante que cualquier cosa que quieran hacer, es un relato acerca de cómo estas personas se terminan convirtiendo en piezas de una máquina. Es en este ámbito, que Corrina Park (quién tiene una licenciatura en Inglés) se encuentra perdida, sin rumbo, trabajando en una agencia de publicidad. Su vida y la de todos los que la rodean es tan vacía, que realmente nada tiene importancia. Corrina pasa sus días yendo de la agencia a su casa en dónde su única conversación es con un gato, que encima la detesta. Su único vehículo a una sensación “real” de estar viviendo es cuándo se roba revistas de la tienda en dónde hace las compras. Su cleptomanía tampoco es tan grave, sólo es un atisbo de emoción en un mundo hueco, en una ciudad que podría ser cualquier otra. Ya de por sí la historia es muy buena, pero el dibujo es sin lugar a duda lo que convierte a este libro (cortito, de 96 páginas que se lee de tirón) en una historia muy bonita. Bonita, digo porque en este sentido el dibujo es muy prolijito, similar a Tomine, o a Mazzucchelli (sobre todo por el uso de un solo color para complementar). Una historieta muy 2014, que recomiendo a todo el mundo.



4. UNIVERSO #1 – ALBERT MONTEYS



A mitad de año, hubo una “renuncia general” de autores en las páginas de la revista el Jueves en reclamo a la censura de una tapa en la que se burlaba al nuevo y flamante Rey de España (si, aún tienen rey). Esos autores se congeniaron entre sí y crearon en respuesta una publicación independiente y digital que refloto de alguna manera el formato en aquel país, esa publicación “Orgullo y Satisfacción” (que continúa publicándose por un módico precio) cuenta con los mejores humoristas salidos del jueves, y de España, porque no. Entre una de las cabecillas se encuentra el genial Albert Monteys, personaje por demás talentoso y particular. ¿Por qué menciono todo este largo prólogo? Porque Monteys, casi sin quererlo, está jugando un papel muy importante en aquel país, en el formato de la historieta digital, primero con Orgullo y Satisfacción y ahora más recientemente con el comic que ocupa este cuarto puesto. Universo (dice Monteys) será una serie bimensual de historias auto-conclusivas de ciencia ficción “clásica”. En este primer número la historia aborda la mismísima historia de la creación, en un viaje en el tiempo en el que un empleado deberá cambiar el universo para de alguna manera “copyrightearlo” a imagen de su jefe. La historia de la evolución y todo eso con una civilización de insectoides de por medio. Este primer número es fantástico, ya estoy queriendo que salga el próximo, el dibujo de Monteys está impecable, pero sobre todo su uso del color que va como piña. De yapa, esto está siendo publicado por Panel Syndicate, casa de la genial the Private Eye (que está a un número de terminar) en la que cada uno puede pagar (incluso 0 dólar) lo que sea por el comic. Este es el camino correcto, muchachos ¿El año que viene también habrá algo de Panel Syndicate en este Top 7? Me arriesgaría a decir que sí.




3. THE LOVE BUNGLERS – JAIME HERNÁNDEZ



En realidad “The Love Bunglers” es una historia que se desarrolla entre los números 3 y 4 de la nueva Love and Rockets publicados originalmente entre 2012 y 2013 así que este comic bien podría decirse que no es de este año. Pero que importa, la recopilación oficial salió recién a principios de 2014, asi que va. Es sin lugar a duda una de las mejores (e infaltables) historias de Jaime Hernández. Jaime retoma en este relato a Maggie (que había tenido una participación pequeña en el libro de las Ti-Girls) para crear una de sus historias definitivas. Es más yo creía que no volvería a retomar el personaje después de esto, pero parece que saldrá en el nuevo tomo de la Love & Rockets que me parece, aún no ha salido (creo). Esta historia podría considerarse una culminación de muchísimas cuestiones narrativas en el universo de Jaime, por eso me sorprende que la continúe. En ella la memoria, el pasado juega un papel fundamental en el argumento que lleva a un momento clave (y emocionante hasta las lágrimas) en la historia de Maggie, Ray y por qué no, Hopey que hace un cameo al final que te tira de culo. Me emociona sólo pensar en la historia, así que preferiría no comentar nada más y decirle a todo el mundo que corra a comprar este libro. Es el mejor en años y un clásico para la posteridad sin duda.



2. PAPEL ESTRUJADO – NADAR



Esta obra originalmente fue publicada el año pasado, pero la edición de Astiberri que vale salió recién este año, así que entra seguro. Nadar (seudónimo de Pep Domingo) es un autor que antes de esta novela gráfica con todas las letras, había publicado poco y nada, algunas cosas sueltas y que de repente salió con este monstruo de cuatrocientas páginas, que encima es su debut digamos. Tengo mucha envidia de este tipo, pero mejor hablemos de que va la cosa. La historia cuenta en paralelo tres situaciones que llegados a las últimas páginas se complementan de una manera magistral: por un lado está la historia de Jorge un hombre solitario que va a vivir a una ciudad con intenciones de comenzar una nueva vida, en otro tramo la historia cuenta las peripecias de “Flaco” un joven que hace todo tipo de trabajos (golpear a matones, recuperar pertenencias) muy bien remunerados por encargo de sus compañeros de escuela y la historia de Jorge diez años atrás, cuando convivía con un viejo amante de los caballos. El momento en que las tres cosas se unen es tan fantástico (y está tan bien contado) que al llegar ahí nos damos cuenta de que toda la obra está armada de una manera minuciosamente coral en la que todo encaja y los sentimientos afloran a cada nuevo panel. Su dibujo apoyado de un tono gris está genial y se complementa totalmente a la narración (prestar atención a la secuencia del principio del libro). Es sin duda un clásico instantáneo y un debut de lujo para este tal Nadar de 28 años, que como ya dije le tengo una envidia terrible. Aun así, compren por favor este libro. Yo, esperaré con ansias lo próximo que haga.



1. THIS ONE SUMMER – MARIKO & JILIAN TAMAKI




Y si, para mí este es definitivamente el mejor comic de este año. Es impecable por dónde se lo busque. Para quienes no conocen el trabajo de las primas Tamaki les comento que hace algunos años ya habían publicado un libro (buenísimo) titulado Skim que recibió muy buenas críticas de todos lados. En This One Summer (Aquel Verano según la edición de la Cúpula) la historia gira en torno a dos niñas, Rose y Windy quién como todos los veranos se encuentran en el sitio en dónde vacacionan sus padres. Todos los veranos son dulces y alegres para ambas pero este verano se sienten (sobre todo para Rose) aires de reflexión y cambio. El cambio que significa entrar en la adolescencia y tomar conciencia de todos aquellos temas que son propios de los adultos. Mientras que Windy observa y se ríe de cómo sus pechos crecen en tamaño, Rose comienza a prestar atención a la complicada relación entre sus padres y sobre todo de su madre, a quién no entiende en absoluto. Además ambas niñas se mezclan en una historia que le es ajena, la de una joven que está embarazada y que no sabe cómo resolver el problema. Así y todo This One Summer es un relato acerca de la paternidad y la adolescencia (tema que ya habían tratado acertadamente en Skim) a través de la mirada de dos niñas, que están disfrutando el verano. Porque a pesar de todo el momento de reflexión, Rose y Windy están disfrutando el verano como siempre y eso lo podemos atestiguar en el fluido trazo de Jilian y esas tonalidades de azul y violeta que le dan un toque perfecto a la historia. This One Summer es una historia hermosa, perfecta para leer en el verano y sobre todo, entretenida, como debe ser todo comic.





INFLUENCIA, LO QUE HE APRENDIDO - PARTE IV (FINAL)

Parte 1
Parte 2
Parte 3

7. HONOR DE AUTOR

Influencia: Efecto, consecuencia o cambio que produce una cosa en otra.

Me guardé para el final de este extenso texto dos autores que para mí, son la misma causa por la cual quería escribir este ensayo. Y por eso este es, de los siete puntos que arman los pedazos de este texto, definitivamente el más importante. Recomiendo prestar atención. Ambos, Yoshihiro Tatsumi y Steve Ditko son para mí los autores definitivos: ya sea porque me fascinan sus historias o sus dibujos o sus técnicas o su mundo; pero muchísimo más importante que todo, su manera de hacer las cosas.


ACTO 1: ¿CUÁNDO SE ÉS AUTOR?

Si releen el texto completo hasta aquí notaran, que la palabra “autor” está presente en casi todos los puntos referentes a algún dibujante o guionista, pero por sobre todo es una expresión que utilizo mayoritariamente para referirme a el trabajador “completo”, al que oficia en todos los eslabones de su obra. Pero en realidad es una cuestión que me inquietaba mucho (y aún me genera algunas dudas) ¿Hasta dónde la palabra “autor” es aplicable a un historietista? ¿Cuándo un dibujante o un guionista se convierte en “autor”? ¿Es su obra, un trabajo que en su conjunto reúna los requisitos para considerarle la propiedad o integridad autoral de una persona? ¿Cuáles son los requisitos? Y mil cuestiones más que generaban más dudas a medida que avanzaba en mi búsqueda. ¿Yo quería ser un autor?

A mis once años ya sabía que quería hacer historietas. Llevaba tiempo dibujando (como todo niño) pero el dibujo no representaba un gran interés para mí. De hecho odiaba dibujar, me molestaba que mi repentino interés por las historietas hiciera que la gente pensara que yo era un gran dibujante, cuándo solamente, me limitaba a copiar lo que me gustaba. Sin embargo, La gente que conocía (por aquel entonces, iban y venían muchas caras por mi casa) se maravillaba ante cada nueva proeza gráfica mía (que como ya dije eran meras copias de otros dibujos que veía). Ese reconocimiento lo rechazaba constantemente porque yo creía para mis adentros, que en realidad no era un mérito mío el dibujo, sino del mismo autor, yo sólo era alguien que repetía el símbolo.

Para cuándo comencé a hacer mis propias creaciones, me di cuenta de que en realidad mis dibujos eran bastante pobres. Mis limitadísimos conocimientos de perspectiva y proporción a los once años no ayudaban en nada, mis únicos profesores eran las viejas revistas que compraba (como las Skorpio) y los pocos momentos en que mis padres me prestaban atención no servían de mucho, me decían que lo que yo hacía estaba “muy bien” y listo. Pero me daba cuenta de que estaba mal, de que mi dibujo no mejoraba y que a diferencia de las copias, mis propias creaciones no les gustaban a mis invitados. Era muy exigente conmigo mismo (lo sigo siendo) y no lograba crear algo que le llame la atención a los demás. Creía que la historieta era un medio que sólo funcionaba, si se vendía y tenía un público conforme. El público, era para mí lo más importante.

Ante la desconformidad que sentía por el fracaso de mi trabajo, decidí que lo mejor era dejar el dibujo en segundo plano, quizá la escritura se me daba mejor, decidí que (al mismo tiempo que comprendía la expresión “guionista”) debía enfocarme en el texto. Ante todo, era un muy buen lector y por ende, sabía cómo encontrar la manera de escribir lo que me gustaba. Fueron mejores momentos para mi primerizo acercamiento a la historieta. A mis insipientes lectores (la gente a la que le mostraba mis cosas) les gustaba más. Pero, al público “joven” (mis compañeros de escuela) lo que yo hacía les parecía aburrido y pretensioso. Había fracasado otra vez, al no contentar a todo el público.

Ante toda nueva prueba y nuevo error, comprendí que en realidad “contentar” al público lector, era algo que no me gustaba en lo más mínimo, ya sea por el camino del guionista o del dibujante, trabajar en base a los gustos de todos, era forzar algo en mi interior que no quería. Comprendí que si quería seguir ese camino me convertiría en un pobre tipo que trabaja adaptándose a las “tendencias” o la “moda”, me tendría que convertir en una marca, en una industria, tendría que copiar descaradamente a los exitosos, tendría que imponer la marca sobre la obra. Me di cuenta de que si seguía ese camino me convertiría en Nik (Gaturro) o peor, en Liniers (Macanudo). Yo no quería eso.

En realidad, en este aspecto le debo bastante a Liniers (a pesar de que deteste su “obra”). Por aquel entonces, macanudo entraba en su momento top. Todo el mundo empezaba a leer o a consumir las tiras de Liniers y por supuesto comenzaban las odiosas comparaciones o recomendaciones conmigo “Tendrías que hacer como este chico”, “Deberías leer Macanudo” o “Hace humor como el de Macanudo”. Me acuerdo que me tomé el tiempo de ir a una librería y leer todo lo que encontré de Liniers. No podía entender como algo tan estúpido tenía tanto éxito. No me gustaba ni su dibujo, ni…nada. Pero me llamaba la atención el margen de ventas que tenía este tipo, merchandising por todos lados, libros de “bocetos”, cuadernos de “viajes”, agendas, era increíble. Entonces, en mi afán de desprestigiar al creador de tal porquería (que encima aparecía en todos lados, tele, radio, revistas) investigué un poco más a fondo, sus influencias. Y vaya sorpresa, descubrir que en realidad, este tipo no hacía más que copiar o regurgitar otras obras que en el pasado habían sido tan exitosas como las de Bill Waterson o George Herriman. Liniers “adaptaba” o “modernizaba” (por decirlo de alguna manera) conceptos de otros verdaderos autores. Liniers, no era un autor para mí, sino una marca, para mí Liniers representaba todo lo que yo no quería hacer. Y en este sentido, fue que comprendí que significaba ser un autor. Pero aún faltaba la patada en la cabeza.


ACTO 2: HERE COMES THE SPIDERMAN

Metido de lleno en las historietas, comencé varios cursos de dibujo o (valga la redundancia) de comics que con el tiempo me llevaría a hacer muy buenos amigos y lograr mi primera publicación “profesional” a los 16 años. En mi búsqueda de ser un “verdadero autor” comprendí también que si quería hacer lo que yo quería tenía que saber manejarme en las cuestiones gráficas. Mis “Fanzines” (que en realidad eran comics de una carilla en hojas rayadas fotocopiadas) les gustaban a mis amigos y gente que conocía al paso, inclusive a mis profesores de secundaria a pesar de los insultos que escribía con tanta naturalidad (me acuerdo por ejemplo de una profesora que me corregía las historietas “pedaso de boludo, no se escribe así. Es Pedazo de Boludo) pero mis dibujos no eran del todo acorde. Mis profesores de dibujo y comics decían que tenía que aprender muchísimo más y que no me estancara con nada, porque eso no significaba tener “estilo” sino ser un cómodo. Me recomendaron leer mucho de muchos lados y prestar más atención a todo tipo y género de comics. Me decían esto porque yo creía por ejemplo, que los comics de superhéroes o el manga eran una porquería.

Entonces, me abarqué en la difícil tarea de abrir mis horizontes a otras cosas. Comencé con los superhéroes, porque era mucho más fácil de encontrar y porque tenía varios números de cosas muy distintas guardados o recortados por ahí que eran comprados con el vuelto de lo que me sobraba de las Skorpio. Es así, yo creía que las revistas de historieta, eran lo único bueno a tener en cuenta. Y entonces, leí cosas como Watchmen por ejemplo, que me volaron el mate. A partir de allí mi interés se acrecentó, pero ansioso como soy, quería leer todo de los superhéroes, desde el principio desde los números uno para no perderme ni un detalle de sus historias (que iluso que fui). Me acuerdo que por aquel entonces ya había empezado a hacer algunas changas para tener plata para pagar mis talleres. En dónde trabajaba, llevando y trayendo bidones de líquidos de limpieza, había una máquina de fotocopias e impresiones buenísima y que por alguna razón siempre estaba sin vigilancia a la vista, estaba abandonada y cargada de tinta y hojas. Obviamente como todo cristiano hubiese hecho en mi posición, me aproveché de la confianza de mis superiores y me puse a fotocopiar todas mis historietas, para repartir a todos los conocidos y en los momentos en los que alguien dejaba alguna computadora libre, imprimir todos los números uno (o primeras apariciones) de las historietas de superhéroes. Así conseguí mis copias “ilegales” de cosas como el Action Comics #1, el Detective Comics #27, El Journey into Mistery #83, el Fantastic Four #1 y la que más me gustaba, el Amazing Fantasy #15, la primera aparición de Spiderman.

Reproducción de Original.

Un año más tarde se estrenaría la película de Spiderman, y yo viendo los tráiler y ante la ansiedad de todos mis compañeros con la película, comencé una nueva cruzada con todo el mundo para que leyeran los comics antes de verla. De todos los superhéroes que había leído sin lugar a duda mi favorito era el hombre araña, había buenas historias, buenos dibujantes y a diferencia de todo el resto un avance claro en el desarrollo del personaje, Spiderman perdía seres queridos, tenía que trabajar, se casaba, etc. Sin  embargo lo que más me gustaba eran las primeras historias del personaje, en donde era un chico pobre, con más problemas en su vida “real” que en su oficio de superhéroe, es decir, todos conocemos las historias ¿Pero sabemos realmente a quién les pertenece?

Stan Lee, era un ídolo para mí primero por la cantidad de personajes que había creado y segundo, por esas historias que tanto me gustaban. Pero también lo eran John Romita y su antecesor Steve Ditko, que a pesar de tener una manera bastante extraña de dibujar me fascinaba su dibujo. Ya lo amaba por lo que había leído de Doctor Strange de él o por ser el tipo que había creado a los personajes de la Charlton en los que se basaba Watchmen, así que con lo de Spiderman se había convertido en un tipo al que debía prestarle atención. Hasta que un día, la revelación. Fue un profesor de dibujo (del que ahora no me puedo acordar el nombre) el que en una charla sobre Spiderman me dice “Pero ¿Vos sabías que en realidad Stan Lee no escribió todas las primeras historias de Spiderman? Fue Ditko, es más como no le dejaban hacer lo que quería, se fue de Marvel.”

Steve Ditko comienza a desarrollar su carrera en los cómics gracias a Jerry Robinson, uno de sus grandes ídolos, e influencia. Ditko, quién dibujaba comics para el periódico del ejército, se licencia del servicio y recibe una beca para veteranos por un año para la escuela “The Cartoonists and Illustrators School” de New york. Allí, Robinson quién dictaba clases descubre el talento de Ditko y le consigue una beca por un año más. Ditko, afirma que la experiencia cercana a su maestro le ayuda a mejorar muchísimo su estilo y lo ayuda a conseguir más adelante trabajos más profesionales.

Reproducción.

Tras un breve período por los estudios de Joe Simon y Jack Kirby, Ditko comienza su primer gran trabajo de producción en la Charlton dónde realiza comics de ciencia ficción y terror en los que tiene una gran libertad creativa para trabajar, dado el apuro de la empresa por tener bastante producción, y por ende no reparar en detalles como por ejemplo en la manera en la que trabaja cada dibujante. Tras enfermar de tuberculosis Ditko debe abandonar los comics por un tiempo y  a su regreso no puede reactivar su trabajo en la Charlton porque esta se encuentra en un parate tras inundaciones y pérdidas en sus oficinas. Entonces, Ditko recurre a la compañía Atlas (Marvel) que lo contrata por un tiempo hasta que Martin Goodman, el cabecilla de la empresa es investigado por conexiones mafiosas y es obligado a restringir sus publicaciones, con lo cual despide  a todo el equipo creativo de Atlas a excepción de un tal Stanley Lieber, marido de su sobrina. Con la Charlton ya recuperada, Ditko vuelve a la empresa y comienza una época de producción importantísima y de mucha calidad a diferencia de sus compañeros, Ditko empieza a realzar su trabajo entre otros. Así en 1958, recibe la llamada de Stanley Lieber (que firma sus comics como Stan Lee) que está tratando de reflotar Atlas y quiere lanzar comics más interesantes con él y con Jack Kirby como cabecillas importantes. Ditko, que es FreeLance, acepta la propuesta por el dinero (con un precio de página mayor al que cobraba en aquel entonces), pero continúa su trabajo en la Charlton. En Atlas, Ditko comienza colaborando en la revista “Amazing Adventures” junto a Kirby, para después al pasar los números convertirse en el dibujante único de la colección (que cambiaría su nombre a “Amazing Adult Fantasy”, y finalmente a “Amazing Fantasy”). Narrativamente Ditko experimenta y trabaja conceptos y formas muy interesantes en estos comics, que ante su poca venta sería cancelado en su número quince.

Una de las poquísimas fotos que se tiene de Ditko.

Durante esta época Ditko hace suyos los principios del objetivismo (del cual no escribiré aquí porque me es relevante, pero recomiendo echar un vistazo en Wikipedia) principios que determinarían de allí en más toda su obra, vida y carrera.

Con la finalización de “Amazing Fantasy” en su número quince, Stan Lee, quién estaba teniendo mucho éxito junto con Kirby en la creación de superhéroes, decide presentar un nuevo personaje. Para ello bajo los bocetos y diseños de Kirby, le encarga a Ditko que realice la historieta. Ditko, desconoce los diseños de Kirby y fiel a su costumbre reformula todo el trabajo gráfico él solo. A pesar de no estar contento con el resultado final, Goodman y Lee publican la revista y el personaje se convierte en un éxito. Es el momento clave en la carrera de Ditko, el mejor momento, el que lo realza al panteón de autores prestigiosos, pero este genial principio sería también el final de su carrera de éxito. Spiderman, es el personaje en el que Ditko demostraría que él realmente, iba en serio. Lee se acreditó todo lo relacionado con Spiderman durante años, hasta que en 1998 ante las quejas  y cartas de Ditko (que lo estaban haciendo quedar muy mal) le acreditó la co-creación del personaje, cuestión que no conformó a Ditko, pero que lo mantuvo al margen, distanciado desde entonces para siempre con Lee aunque convengamos, la relación entre ambos, jamás fue muy buena. Mientras que Lee y Goodman querían un superhéroe que tuviera diversas aventuras cargadas de acción, Ditko prefería indagar más en la vida de Peter Parker. Y eso suponía encontronazos entre ambos autores.

Otro Original.

Mediante el método Marvel, Lee llevaba una sinopsis a Ditko quien en base a ella dibujaba una historieta completa a la que después completaba con diálogos y cartuchos de texto el “guionista”. Al pasar los números y ante el gran talento de Ditko, le otorgaron el poder absoluto de las historias, que después Lee sólo dialogaba. Así, el dibujante pasó a figurar en los títulos también como “Plotter” cuestión que fastidiaba mucho a Ditko que quería un completo control y libertad en su trabajo. Así que Ditko, se cagaba en muchas de las cosas que pretendía Lee y este a la vez, agregaba diálogos que no iban de acuerdo a la historia, generando errores de continuidad y situaciones un tanto extrañas. Goodman además le obligaba a Ditko a hacer cambios en las historias que éste, sumado a que no le acababan de pagar lo que le correspondía ignoraba por completo fiel a su postura de no tocar su trabajo. Ditko, veía que su talento y sus ideas se dejaban cada vez más de lado y firme a sus principios finalmente abandona la serie a partir del número 38. A partir de allí Ditko, probaría suerte en DC, en la Warren, en Charlton (donde crearía Mr. A), un breve período en la Marvel de los 80´s, en publicaciones independientes como la Witzend de Wally Wood y hasta en algunos fanzines con los que rompería lazos ante sus mediocres producciones y reconocimiento. Finalmente Ditko, habiendo explorado todos los formatos decide quedarse con lo independiente y de esta manera a partir de los 90´s autoeditar y reeditar junto a Robin Snyder todo su material. A Ditko se lo acusó de ser un tipo muy difícil de tratar (no ha dado entrevistas, ni se conoce una foto de él desde 1968), se lo llamó “panfletario” por sus historietas Mr. A y algunas más recientes pero a pesar de todo es uno de los más respetados autores norteamericanos que existen (y viven) hoy en día. Su trabajo ha inspirado a miles que quizá no compartan su misma ideología, o principios, pero que sin lugar a duda lo tienen en un podio.

El polémico Mr. A. Alan Moore hasta le escribió una canción.

En mi caso particular, descubrir todo lo que rodeaba a esos primeros números de Spiderman, hizo que también me diera cuenta de algo importantísimo mediante la figura de Ditko: ser un autor no sólo implica hacer lo que nos gusta, implica también creer en lo que hacemos y tomarnos a nosotros mismos en serio. Ditko, el cascarrabias, el rebelde, el derechista, el individualista, el objetivista, al día de hoy todavía tiene muchísimo que enseñarnos, más allá de su dibujo o excelente narración. Ditko nos enseña (me enseña) al día de hoy, cuarenta años después, a tener principios, a creer en lo que hacemos. Podemos acusarlo de lo que se nos cante, pero Ditko es sin lugar a duda un autor definitivo.


ACTO 3: UNA VIDA ERRANTE

Años más tarde ya sumergido de lleno en todas estas cuestiones sobre la autoría, y con Ditko como referente, mandé a cagar a todos y me puse de lleno a hacer lo yo quería bajo mis pautas y mis principios. Así descubrí las maravillas de la autoedición y la importancia de la constancia entre otras cosas. También me metí de lleno a indagar en todos aquellos aspectos en los que yo creía necesario prestar una cuidada atención, la narración, el entintado, etc. La base y las herramientas ya las tenía listas, inclusive tenía unas intenciones claras acerca de lo que quería hacer, los Hernández me habían abierto el camino hacia lo que quería contar. Con todos los recursos y autores que necesitaba en la mano, pensé que ya no quedaba nada nuevo por descubrir o por reconocer, de alguna manera todos los autores venían del mismo sitio. Que tonto fui, siempre, todos los días se aprende algo nuevo.

Mis profesores de dibujo e historieta decían que yo avanzaba muy bien y que tenía muy buenas ideas, pero que debía leer más. Mis compañeros, me decían que le prestara atención al manga, algo a lo que desistía siempre. El único manga que conocía, era de lejos Dragonball y la verdad que a esas alturas no me emocionaba en lo más mínimo, prefería mis revistas Skorpio y el víbora o mis recientes descubrimientos en los comics de superhéroes. Un día, ante mi ignorancia le pregunté a un compañero que leía mucho manga por dónde debería comenzar, él me recomendó “algo de Tezuka”.  Descubrir a Tezuka siempre es mágico, y a partir de él descubrir todo un universo extensísimo y espectacular como lo es el manga, es doblemente mágico. Me gustó tanto lo que vi, la forma de contar las historias, la unión de símbolos, texto y dibujo que quería hacer manga, todo manga, los mejores historietistas del mundo.

Pero yo ya iba por otro lado, y volverme mangaka no era opción a esas instancias. Sin embargo aprendí tantas cosas y recursos, que siempre que puedo me paso unos días poniéndome al corriente. Aun así, en mis primeras investigaciones descubrí que el manga que estaba de “moda” no era precisamente el interesante. Comprendí la importancia de reconocer los géneros y cuáles eran los que más me gustaban. Descubrí también lo erróneo de pensar que todo el manga que yo veía en los negocios o por mis compañeros, el comercial digamos, era el manga en sí. Así comencé otra cruzada para que los lectores de manga que yo conocía leyeran otros géneros y autores, pero fallé, los “otakus” que conocí son muy cerrados en cuanto a sus gustos, muy distintos a los originales del oriente. Sin embargo, seguía diciendo “miren este autor, tiene una historia buenísima” y así sin quererlo llegué a Tatsumi. Antes inclusive de ser publicado en Drawn & Quartelly gracias a Adrian Tomine, Tatsumi ya había sido publicado en la revista el Víbora, una de mis favoritas, casi treinta años atrás.

El Joven Tatsumi.

Entre todo el material Under y alternativo de todo el mundo que pululaba en la revista el Víbora, el de Tatsumi era el único de Japón, el único manga y al igual que el resto del contenido de la revista me encantaba, pero no tenía ni idea (ni me importaba) que era de Japón. En mi repentino interés del manga y sus géneros encontré a Tatsumi nombrado entre uno de los nombres más importantes y eso me recordó que algo había visto de él. Cuando reabrí la revista en dónde se había publicado “Goodbye”, era como si toda la vida me hubiera estado esperando ahí.


Yoshihiro Tatsumi comenzó a muy temprana edad a interesarse por el manga. En sus años de escuela primaria enviaba páginas de humor de 4 viñetas (muy populares en aquel entonces) a las revistas de manga que, debido a la poca estabilidad económica de un Japón post-segunda guerra mundial, se conseguían mayoritariamente en tiendas de alquiler. Gracias a  su insistencia logró finalmente publicar su trabajo encontrándose ya en la escuela secundaria, que pagaba con el dinero que recibía de sus publicaciones. Tatsumi produjo mucho material humorístico y para niños en esos años (material que era el manga en sí mismo) hasta que en los 60’s descubrió que ese material no lo representaba. Tatsumi y un grupo de amigos (entre los que se encuentra por ejemplo Takao Saito) decidieron mudarse de su natal Osaka a un estudio en Tokio, para aprovechar el buen momento que vivía el país y conseguir un dinero más. A pesar de ese buen momento económico que vivía Japón (que comenzaba a convertirse en potencia) Tatsumi notó que a su alrededor la gente continuaba pobre y aún herida por las guerras; Tatsumi llevó este sentimiento y sensación de las personas con las que convivía a sus páginas y creó un nuevo tipo de estilo para diferenciar su trabajo del manga común: el Gekiga (imágenes dramáticas) seria adoptado por sus compañeros y convertido en una manera de hacer manga que influenciaría a miles y miles de autores de Japón y el mundo. El Gekiga antes de tener su nombre característico, fue muy mal recibido, acusado de tener altas dosis de dramatismo, sexo y muerte al alcance de los niños, que al fin y al cabo eran quienes consumían manga. Luego Tatsumi le otorgó el nombre y con eso (y un manifiesto repartido por todas las editoriales más importantes) logró imponer el sello en la historieta Japonesa, un sello que con el tiempo se mezclaría con el Manga al punto de ya no poder diferenciarlos, el manga se convirtió en Gekiga y el Gekiga en el manga. Fue tan influyente que inclusive cambio bastante la manera de hacer comics de un autor tan importante como Ozamu Tezuka, quién al principio renegaba mucho sobre el Gekiga, hasta que al final (en sus mejores trabajos diría yo) fue claramente influenciado y lo adoptó como una herramienta más en su increíble laburo. Es quizás la historia de un ida y vuelta, Tezuka fue la gran influencia de Tatsumi, quién desde niño tuvo la oportunidad de conocerlo.



Si, probablemente Tatsumi siempre me estuvo esperando en esas páginas del Víbora. Al descubrir su extensísima obra, pude finalmente comprender lo que significaba hacer lo que nos gusta, lo que significaba ser un autor más allá de nuestros principios (mediante el colador Ditko), ser un autor significa sacrificio. Tatsumi fue pobre unas ¾ partes de su vida hasta que consiguió un éxito considerable, pero aun así se dio el gusto de hacer lo que quería, lo que le gustaba, lo que le representaba, lo que sentía. Las historias de Tatsumi siempre saben a actuales, él lo sabía, supo estrujar los sentimientos y las experiencias de cada época en la que vivió. Sus personajes son lo más humano que existe y sus argumentos también: todos viven una vida de letargo, de paso hasta que una situación los pone en jaque y deben explotar, sentir, vivir una nueva experiencia que los cambie o los condene para siempre, aunque ojo, para algunos las cosas sin embargo seguirán iguales, después de todo, el corazón humano es un misterio impagable. Tatsumi significó mucho para mí a partir de la lectura de su material, yo estaba buscando hacer algo similar y pude lograrlo prestando atención al Sensei.



ACTO FINAL: HONOR

Y así finalmente llego al final de este ensayo, con este título en particular la que me referiré a continuación. ¿Por qué honor? Mi trabajo quedó marcado a través de todos los autores que pude nombrar en estos siete puntos, de manera directa o indirecta aprendí de cada uno de ellos muchísimo, aprendí a ser un autor (o al menos eso significa para mí). La gente que me lee o que alguna vez me ha comprado una historieta puede dar fe, de lo que estoy diciendo, jamás he hecho algo que no me guste o que no se aplique a mis principios y manera de hacer las cosas y siempre, todos los días trato de mejorar mi trabajo. Honor significa saber reconocer a los demás, y a uno mismo. Un autor sin honor no es un autor respetable. Por eso con este ensayo he tratado de reconocer a todos aquellos autores que han sido una gran influencia para mí. Porque como digo siempre, nadie es totalmente autodidacta y todos los días aprendemos algo nuevo. El camino siempre continúa.


Además de todas las obras y autores que he nombrado hay algunas que no puedo dejar pasar por tener para mí, alguna importancia influyente en mi trabajo. Estos son (algunas nomás) de las historietas a las que recurro cuando me surge alguna duda sobre mi trabajo.


·         Metalzoic – Kevin O’Neill.
·         Hunger Dogs – Jack Kirby.
·         Uncanny X-Men – Chris Claremont, John Byrne & Terry Austin.
·         Congress of the Animals / Fran – Jim Woodring.
·         Hate – Peter Bagge.
·         Una Vida Errante – Yoshihiro Tatsumi.
·         Alack Sinner – José Muñoz & Carlos Sampayo
·         Batman: Mad Love – Bruce Timm & Paul Dini.
·         Lowlife – Ivan Brun.
·         Cadillacs & Dinosaurs – Mark Schultz.
·         Boulevard of Broken Dreams – Kim Deitch.
·         Stray Bullets – David Lapham.
·         Lovecraft’s Haunt of Horror – Richard Corben.
·         The Essential Calvin & Hobbes – Bill Waterson.
·         Como un Guante de Seda Forjado en Hierro – Daniel Clowes.
·         Cromwell Stone – Andreas.
·         Negro Oscuro – Michel Pirus & Victor Mezzo.
·         Atmósfera Cero – Jim Steranko.
·         Failure – Karl Stevens.
·         Sshhhh! – Jason.
·         Mr. Natural – Robert Crumb.
·         Cages – Dave McKean.
·         Cualquier obra de Ozamu Tezuka.


También comparto los links de los sitios o notas que me han ayudado a completar la información de este ensayo.


·         http://michelfiffe.com/?p=145


Y para finalizar, la referencia máxima, la influencia final. Ésta página.


 ¡Hagan historietas!